ORGANIZADOR

Javier Barrio

En la actualidad componente del grupo madrileño de música folk La Bruja Gata, premio Villa de Madrid 2002, otorgado por el Excmo. Ayuntamiento al mejor grupo folk del año.

Es un hábil guitarrista, excelente percusionista y una institución como dulzainero lo que, además de grabar dos discos con su actual grupo "La Bruja Gata" , le ha permitido grabar con grupos como "La Musgaña", La Bazanca", "Los Talaos", con la "Asociación de Gaiteros y Tamborileros de Guadalajara y con "La Orquestina de la Charanzaina".

En su primeros inicios, formó parte del grupo "Mies". Posteriormente en el año 1985 entra a formar parte del grupo de dulzainas "Los Talaos", en el que permanece hasta el año 1994. Durante esos años ejerce la labor docente en escuelas como el "Centro Puerta de Toledo", "Centro Cultural Valle Inclán", Escuela de Aluche y "Centro Cultural Ntra. Sra. de Valverde", todos ellos de Madrid. En 1989 junto a Teófilo Sánchez, inician las clases de Dulzaina y Tambor en la "Escuela de Folklore de la Diputación de Guadalajara".

En el año 1986 es seleccionado como solista de dulzaina para interpretar, en la catedral de Segovia, la obra "Dulzainea" de Jorge Fernández Guerra, junto a la "Orquesta Sinfónica de Madrid".

Durante estos primeros años de dulzainero, participa en diversos concursos que se organizaban por entonces, otorgándosele el Primer Premio en dos de ellos: año 1988 en Madrona (Segovia) "Agapito Marazuela" y en Sepúlveda (Segovia) "Villa y Tierra de Sepúlveda" año 1990.

 

CONTENIDO DE LA ACTIVIDAD

"La música es una de las manifestaciones más espontáneas de nuestra sensibilidad".

La Dulzaina Castellana emite sonidos que, con sus más de cien decibelios, es capaz de producir delicias musicales en cualquier entorno (festivo, religioso, barroco, medieval...) Por el contrario, el sonido producido por aquellos exentos de sensibilidad y respeto por este instrumento, lo único que produce es irritación y rechazo como ningún otro. Su aprendizaje es lento, laborioso y complicado de mantener. Es una lucha constante cada minuto dedicado a él.

Una de las ideas más extendida sobre este instrumento es que "es muy difícil de tocar". Parte de ello se achaca a que "hay que soplar mucho" y, aunque esto es cierto, no lo es tanto ya que, niños de corta edad con capacidades pulmonares normales y más limitadas que en adultos, también lo tocan. Todo está relacionado con un buen aprendizaje y una buena técnica.

Lo que se busca, es formar a aquéllos que deseen dedicar una parte de su tiempo a la música a través de este instrumento, entregándoles una formación integral que contribuya a elevar el nivel de calidad de la Dulzaina Castellana, valorando su tradición en todas sus expresiones.

El plazo aproximado para la formación de un dulzainero suele ser de tres años, en función al tiempo dedicado al ensayo, así como a las cualidades de cada persona (digitación, métrica, oído, musicalidad...) y aunque no se precisan conocimientos previos de solfeo, indudablemente serán de gran ayuda a la hora de aprender con mayor facilidad el repertorio.

El aprendizaje se articula en torno a tres áreas:

• El Instrumento: estudio de la escala diatónica y cromática, ejercicios en diferentes tonalidades, registros, digitación, embocadura, afinación y sonido
• Métrica musical y solfeo: tipos de ritmos, compás, figuras musicales, nociones básicas
• Técnica y manejo de la respiración: respirar correctamente hace sonar las notas con más nitidez, brillo y volumen. Trabajaremos la respiración abdominal y el diafragma